La República Dominicana expresó este jueves su voluntad de «diálogo franco, transparente y responsable» con Haití, pero le advirtió de que tomará «con apego a derecho» todas «las medidas necesarias para preservar su integridad territorial», en medio de discrepancias por la zona limítrofe.
En una rueda de prensa, el canciller dominicano, Roberto Álvarez, llamó a las autoridades haitianas a asumir «el control del orden del territorio» y evitar «nuevas situaciones que sigan agravando la ya delicada situación» entre ambas naciones.
La declaración se produce después de que el martes pasado se registrara un momento de tensión en la frontera norte, cuando, según la República Dominicana, un grupo de haitianos penetró en su territorio para evitar el patrullaje del Ejército en torno a la verja en esa zona, una acción que pudo deberse a «una aparente malinterpretación por parte de los ciudadanos haitianos con respecto a los límites fronterizos» entre los dos países.
Sin embargo, para Haití, soldados dominicanos, apoyados por vehículos blindados y un helicóptero, habrían violado territorio haitiano, aparentemente en reacción a lo que consideraban una incursión haitiana en su país.
Álvarez, quien dijo que habló sobre lo ocurrido con el primer ministro de Haití, Ariel Henry, y con su canciller, Jean Victor Geneus, negó hoy que la República Dominicana haya violado la integridad territorial de la vecina nación y solicitó al Gobierno haitiano «una ratificación pública informando de que no cuestiona en ninguna medida la actual delimitación fronteriza», que, precisó, es inamovible e inapelable.
A la vez, afirmó, la declaración de la vecina nación «muestra una tenencia manipuladora que busca presentar a los dominicanos como los provocadores, cuando en realidad son los que han mostrado gran ecuanimidad frente a los depredadores».
Además, «la gravedad de los hechos está muy bien documentada» en «grabaciones videográficas que se difundieron ampliamente el mismo día», agregó Álvarez, quien aseguró que el único herido durante los hechos fue un haitiano, «agredido a pedradas por sus propios connacionales al intentar tranquilizar a la turba».
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Las relaciones entre ambos vecinos se han deteriorado a raíz de la construcción de un canal de toma de agua en el lado haitiano de un río limítrofe, tras lo cual el Gobierno dominicano decretó en septiembre pasado el cierre total de la frontera y la suspensión de la emisión de visados a ciudadanos haitianos, entre otras medidas.
Un mes después, las medidas fueron flexibilizadas con la apertura parcial de la frontera, pero los haitianos han decidido no volver a realizar el mercado binacional que se celebraba en varios puntos fronterizos, principalmente en Dajabón (noroeste dominicano).
Los dos países solicitaron entonces la mediación de la Organización de Estados Americanos (OEA), que ha nombrado una comisión para tratar esta crisis.