Envuelta en llantos y rabia, la joven de 16 años anhelaba que ese trago amargo pasara. Pues nunca imaginó que alguien se atrevería abusar de su inocencia y que en un abrir y cerrar de ojos se convertiría de niña a mujer.
A pesar de lidiar con el hecho de haber sido violada tenía que aferrarse a la idea de que esperaba un hijo de su verdugo, y aún con su poca madurez asumió lo que talvez muchos llamarían error de la vida.
Pasaban los días y a su alrededor la aconsejaban abortar, ¿Pues qué sentido tendría traer al mundo un niño de alguien a quien odiarias?
Más ella decidió ponerlo en mano de Dios y seguir adelante con su criatura, ya que entendía que en esta mala jugada él también era una víctima.
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Hoy hace 28 años de ese oscuro pasado, y ella con certeza afirma «no olvido lo que me pasó, pero si hubiera abortado no podría disfrutar de mi hijo que ya es un ingeniero».
La mujer confirma «el estar embarazada por una violación no significa que hay que matar al bebé, pues no es culpable de lo sucedido, ni al matarlo superarás el trauma de haber sido violada, existen mil maneras de salir adelante con un hijo al igual como si tuvieras un embarazo deseado, no hay que privar de la vida a alguien que también es una víctima.